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Reconocimiento a la trayectoria jurídica del Dr. Luis Manuel C. Méjan Barra Mexicana Colegio de Abogados

 

Capítulo Jalisco

 

DR. DIEGO ROBLES FARÍAS

 

 

En una emotiva ceremonia, el capítulo Jalisco de la BARRA MEXICANA COLEGIO DE ABOGADOS otorgó el reconocimiento a la trayectoria jurídica de 2022 al Dr. LUIS MANUEL MÉJAN CARRER, un connotado jurista jalisciense.

La ceremonia fue encabezada por la presidenta nacional de la Barra, la maestra Claudia E. De Buen Unna y por el presidente del capítulo Jalisco, el maestro Javier Soto Morales. Me correspondió presentar la trayectoria jurídica del homenajeado, con quien me unen, a la par de una antigua amistad, intereses académicos comunes.

Comencé hablando de la parte humana. Entrevisté a amigos comunes para que me comentaran acerca de la personalidad de Luis Manuel. Todos coincidieron en que fue el mejor estudiante, el primero que se recibió de su generación; me platicaron de las reuniones de amigos en el Bar Cue en el centro de la ciudad de Guadalajara, con Luis Ramirez Orozco, José Luis y Sergio Aguirre Anguiano, Juan Enríquez y otros más; de su afición por la Ópera y su amplísimo conocimiento de la materia; de que forma parte de una familia de intelectuales y maestros, como su hermana Mireille, una reconocida académica. Pero al final, todos coincidieron en una misma cosa… como amigo, Luis Manuel es el mejor.

Alguna vez alguien me dijo que una persona interesante es aquella que tiene muchos intereses. Luis Manuel Méjan entra, sin duda, en esta categoría. Considero que uno de los intereses que más lo identifican, es el de educador. Siendo un adolescente de 17 años, inició con lo que sería una fructífera carrera de maestro, dando clases de español y civismo en el Colegio Inglés y en el Cervantes Costa Rica. Enseñar en secundaria prepara para cualquier nivel educativo y forja ese carácter, tan necesario, para no sólo transmitir conocimientos sino también apasionar a los alumnos.

Luis Manuel se preparó en esta área con gran tesón. A los 20 años se recibió de Profesor de Educación Primaria en la Escuela Normal América y a los 22 terminó, al mismo tiempo, la licenciatura en Derecho en la Universidad Autónoma de Guadalajara y la maestría en Educación Cívica en la Normal Superior Nueva Galicia. Fue escalando en su carrera como educador, primero como maestro de Bachillerato para más adelante enseñar Lógica y Antropología en el Instituto América, francés e instituciones políticas de México en la Normal Superior Nueva Galicia. Todo esto antes de cumplir los 30 años.

Ha dedicado gran parte de su vida y de su energía a la educación universitaria; primero en la Universidad Autónoma de Guadalajara, después en la Universidad Panamericana de Guadalajara, de la que fue profesor fundador de la carrera de derecho, en la Universidad del Bajío en la ciudad de León y finalmente en la ciudad de México como maestro y profesor investigador del ITAM. En el 2007 obtuvo el grado de Doctor en Derecho por la UNAM y es investigador del Sistema Nacional de Investigadores, dependiente del CONACYT. Como puede apreciarse, una trayectoria que pocos podrían igualar y en la que siempre se ha distinguido.

Luis Manuel ha logrado amalgamar dos vocaciones: la de maestro y la de jurista. Trabajó en el departamento jurídico de BANAMEX por 30 años. Ahí utilizó su preparación como educador para desarrollar cursos, instructivos, seminarios y manuales que sirvieron para la capacitación de los abogados internos del banco y como material de consulta para los demás funcionarios.

Recuerdo muy bien el jurídico de Banamex en los años ochenta, que Gonzalo García Velasco –su director– había traído a Guadalajara. Ahí trabajaban, además de Gonzalo y Luis Manuel Méjan, José Luis Aguirre Anguiano, Arturo Magaña, Jorge Godínez. Como abogados externos Carlos Eduardo López Nuño y Aurelio Robles Castillo y como director del departamento fiduciario, Carlos Domínguez. Los abogados más jóvenes de aquella época, como yo, lo mirábamos con asombro y afirmábamos que era el jurídico más potente e importante de la ciudad y probablemente, de todo México.

Otro aspecto de la vida de Luis Manuel es la de funcionario público. Después de que se jubiló del banco, por invitación del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se convirtió en el primer director general del recién creado Instituto Federal de Especialistas de Concursos Mercantiles (IFECOM) (2000 a 2009), dependiente del Consejo de la Judicatura Federal, en el Poder Judicial Federal, cargo equivalente al de un Ministro de la Suprema Corte. Una función totalmente novedosa en nuestro país, que Luis Manuel tuvo que promover en toda la república y a la vez seleccionar y capacitar a los Especialistas de Concursos Mercantiles.

Su carácter de profesor investigador y su cargo como director del IFECOM le impulsaron a impartir conferencias y cursos en diversas universidades del país, en colegios y asociaciones profesionales, Colegios de Notarios, Supremos Tribunales de Justicia de varios Estados, Casas de la Cultura Jurídica, Colegios de Contadores Públicos, etc. Pero no se limitó a México. En el ámbito internacional ha impartido seminarios y dado conferencias en Costa Rica, Colombia, en distintas ciudades de EEUU; en Italia; Brasil; Japón; Indonesia; Singapur; la India; República Checa; Finlandia; Tailandia; España; Portugal; en Rusia; Canadá; Sudáfrica; Emiratos Árabes; Reino Unido; Austria; Puerto Rico; Argentina y Chile. Aquel joven profesor de 17 años se convirtió en ciudadano del mundo, compartiendo su saber, su experiencia y su disciplina académica.

Otro de sus grandes intereses ha sido la informática. La era digital inició en 1990 cuando Tim Berners-Lee, un ingeniero británico que trabajaba para la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) de Ginebra, inventa la World Wide Web (WWW) y cambió el mundo. Había llegado la revolución digital y Luis Manuel se dio cuenta de la necesidad de incorporarla al derecho.

Este interés lo llevó a organizar la automatización del jurídico de Banamex. Primero se propuso que todos los abogados tuvieran una computadora, después promovió la creación de una intranet, que los comunicara. Desarrollo también, un sistema de consulta de la legislación denominado JURISDATA –probablemente el primero de su tipo– que permitía consultar toda la legislación vigente en el país. Al mismo tiempo organizó y dirigió un equipo que desarrolló una jurisprudencia interna que contenía la compilación digitalizada y debidamente organizada de los estudios elaborados por el jurídico de la institución, el cual servía de base para el estudio a los abogados del banco cuando enfrentaban situaciones complejas. Supo ver con perfecto timing que había que incorporar estas nuevas herramientas y así estar en sintonía con los adelantos tecnológicos. Adaptarse a los tiempos nuevos requiere inteligencia y visión, que Luis Manuel tiene de sobra.

Publicó en esa época dos de sus primeros libros (ha publicado 19): La Transferencia Electrónica de Fondos. Aspectos Jurídicos Fomento Cultural Banamex, 1990 y El Derecho a la Intimidad y la Informática, Editorial Porrúa S.A. 1994. (dos ediciones). Compartía yo el mismo interés y en ese tiempo publiqué un ensayo titulado La Validez de los Contratos Celebrados por Medios Electrónicos (Revista de Derecho Privado del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM 1995), basándome, en gran medida, en los libros de Luis Manuel.

Por esas mismas fechas, la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI) publicaba sus leyes modelo sobre Comercio Electrónico (1996) y sobre Firma Electrónica (2001) y las ponía a disposición de todos los países para su incorporación en el derecho interno. México fue uno de los primeros en incorporarlas y Luis Manuel formó parte del equipo que se reunió para ello, denominado Grupo Impulsor de la Legislación de Comercio Electrónico, participando en la redacción de las leyes que reformaron el CCF, el CCom, la LFPC y el CFPC para incorporarlas al derecho mexicano en el 2000 y 2003. Esa legislación es primordial porque integró a México en el concierto internacional en cuanto a la utilización de los medios electrónicos en la contratación y en otros campos del derecho. Luis Manuel fue unos de los pilares para que se llevara a cabo este cambio paradigmático.

Luis Manuel ha estado siempre muy cerca de la BMA. En el 2018 fue el impulsor del evento denominado El Futuro de la Abogacía promovido por la BMA para discutir cómo la Inteligencia Artificial incidiría en todos los ámbitos de la profesión jurídica. Vemos como su trabajo va a la par con los rápidos cambios que la tecnología ha impuesto. Derecho e inteligencia artificial: hace unos años ¿quién habría pensado que pudieran ir juntos?

Otro aspecto importante de su vida profesional es su participación en instituciones internacionales. Desde el año de 1982 en el que tomó un curso en la Academy of American and International Law de la ciudad de Dallas, (hoy Center for American and International Law), se involucró en temas internacionales. Me pregunto cómo ha logrado destacar en cada área de esta forma. La energía inagotable que posee. Fue fundador del Institut for Intenational Arbitration a cuyo consejo pertenece hasta la fecha. Presidente de la International Association of Insolvency Regulators, lo que le permitió asistir a reuniones de trabajo, muchas de ellas como ponente, en los distintos países que mencioné.

Formó parte de la fuerza de tarea (Task force) en materia de insolvencia del Banco Mundial (WB) y fue también orador en varios eventos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Pertenece al comité de asesores jurídicos en Derecho Internacional Privado de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México y con tal carácter ha participado en sesiones de trabajo de la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI) con sede en Viena.

 

Es representante de México ante el UNIDROIT (Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado) con sede en Roma, en el Comité Directivo de Activos Digitales y Derecho Privado; y miembro del International Insolvency institute, del American College of Bankruptcy, del International Exchange of Experience in Insolvency y del Instituto Iberoamericano de Derecho Concursal.

No solo ha incursionado en cuestiones académicas. Luis Manuel fue Scout de niño y de joven. En esa época fundó también un grupo SCOUT que hoy tiene más de 60 años de antigüedad y se dedicó a formar a los jefes e instructores, por lo que recibió la máxima condecoración Scout en México: la presea BERRENDO DE PLATA. Otra de sus grandes pasiones es la música. Luis Manuel es un gran melómano, sabe de música clásica y es experto en ópera, lo que le ha permitido enseñar a otros amigos y trasmitirles su gusto por este arte.

Podría seguir comentando las distintas dimensiones personales de Luis Manuel, pero se me ha encomendado tratar principalmente de su trayectoria profesional, lo que le hace merecedor de este reconocimiento.

Por lo que a mí concierne, Luis Manuel ha sido un maestro y un ejemplo. Cuando emigró a la ciudad de México, yo me quedé con su cátedra de Derecho de las Obligaciones en la Universidad Panamericana de Guadalajara. Sus libros: Contratos Civiles y Obligaciones Civiles, Ayuda de Memoria (Editorial Oxford, México, 2004 y 2005), me inspiraron para escribir los míos de Teoría General de las Obligaciones (Editorial Tirant lo Blanch, México-Barcelona, segunda edición 2021) y Derecho Contractual Internacional (Editorial Tirant lo Blanch, México, 202). Luis Manuel escribió el prólogo de mi libro de Obligaciones y después me invitó a publicar la segunda edición de ese libro y el de Derecho Contractual Internacional en la colección mercantil que dirige en la editorial Tirant lo Blanch.

Quiero terminar diciendo que me siento muy honrado de conocer a Luis Manuel como colega, amigo, maestro y tener la suerte de coincidir en esta etapa de nuestra existencia. A continuación, transcribo el discurso pronunciado por el Dr. Luis Manuel Méjan en la ceremonia de su reconocimiento:

 

 

 

 

Discurso pronunciado por el dr. Luis Manuel Méjan en la ceremonia de su reconocimiento


 

Gracias

Gracias Barra Mexicana Colegio de Abogados, capítulo Jalisco

Gracias Javier Soto Morales y Edmundo Elías

Gracias Claudia de Buen Unna, presidente de la BMA

Gracias Diego Robles Farías

Gracias a los barristas presentes

Gracias a los compañeros, alumnos, amigos y familiares que han venido a acompañarnos

¿Por qué doy las gracias?

Una oración que ha tenido impacto en mi vida es la Oración de los scouts en donde se pide al Señor nos enseñe a ser generosos, a trabajar sin descanso y a no buscar más recompensa que saber que se hace Su voluntad. Este reconocimiento que hoy hacen ustedes por la vela de luz pequeña que he preferido encender en lugar de maldecir a la oscuridad, es una recompensa que no esperaba ni busqué y que ustedes me otorgan por su generosidad, por ello empiezo dándoles las gracias.

Quiero referir tres cosas: una, cómo llego aquí a este momento; dos: mi visión del Derecho, y, tres: mi visión del abogado.

Cómo llegué aquí

Las montañas de l’Ardèche, donde nace el río Loire; la Provence con sus campos de lavanda y sus viñedos, en la belle France; l’Emporda, Sabadell y Barcelona en la dolçe Catalunya, vieron nacer a mis abuelos y a mis padres quienes, con mi hermana en brazos, nacida en Marseille, llegaron a México huyendo de las tiranías, de las dictaduras, de las guerras y del odio y se establecieron en esta Guadalajara que invita a Que nunca llegue el rumor de la discordia (Teatro Degollado), que predica que Si Dios no vigila su casa, en vano trabajan quienes la custodian (Palacio de Gobierno) y que es custodiado por sabiduría, justicia y fortaleza (La Minerva). En está Guadalajara nací. Soy Tapatío...y Chiva…

Del otro extremo del Mediterráneo, del Líbano, Qabaa y cercanías de Qaytouli, vinieron mis suegros, llegando a instalarse, después de un gran periplo, a Guadalajara, donde Marilú y yo hemos formado una familia con fuertes raíces mediterráneas pero enamorados de un México al que pertenecemos, queremos, agradecemos, como nos lo enseñaron nuestros padres, agradecidos hasta el fondo con el país que los recibió, y al que sirvieron con devoción y cariño.

 

La vida, el trabajo y la decisión que tomamos juntos Marilú, Marco, Denise, Claudio, Gabriela y yo nos llevó a vivir a la ciudad de México en donde la familia ha florecido con mi yerno y nueras y cuatro maravillosos nietos: Patricio, Antonela, Constanza y Martina.

Hice mi educación con los hermanos maristas, me formé en el movimiento scout, hice la carrera en la Universidad Autónoma de Guadalajara cuna de grandes juristas. El otro día, preparando estas notas, me vino a la mente una imagen en la que salía de mi salón de segundo año de la carrera, subía al segundo piso donde estaba la Dirección y la Biblioteca, donde consultábamos a Bonnecase, Baudry-Lacantinerie, Domat, Pothier en francés, porque no estaban traducidos, me asomaba al salón de quinto año en donde había un alumno brillante: Carlos de Silva Nava; al pasar por el salón de cuarto año saludaba a dos hermanos que estudiaban ahí: José Luis y Sergio Salvador Aguirre Anguiano; al pasar por el salón de tercero veía a mi tocayo Luis Ramírez Orozco y, ya de salida, pasaba por el salón de primer año de donde salía e íbamos juntos a dar clase de civismo a la secundaria de los maristas, Jesús Gudiño Pelayo. Los tres ministros, De Silva, Aguirre Anguiano y Gudiño Pelayo ya están ahora en otro salón…al que, por ahora, no quisiera asomarme.

Después de un inicio de ejercicio profesional asociado con Héctor Antonio Martínez González y Salvador Martínez Garza, ingresé al Banco Nacional de México donde tuve maestros eximios: José Luis Aguirre, Fernando Muro, Manuel Lizardi Albarrán, José Luis de la Peza y Gonzalo García Velasco.

Ya con edad avanzada, y para completar la educación formal que había hecho con mis títulos de profesor normalista y de maestro en educación cívica y social, hice el doctorado en la Facultad de Derecho de la UNAM bajo la tutoría de Luis Malpica, Manuel Hallivis y Jesús Gudiño, donde ellos, junto con Fernando Serrano Migallón, José Roldán Xopa, Gonzalo García Velasco y Margarita Beatriz Luna Ramos me otorgaron el grado de Doctor.

Siguiendo una tradición familiar (mi abuelo, mi madre, mi tía, mi hermana) he ejercido mi otra vocación y profesión, he sido maestro desde muy joven en escuelas secundarias, bachilleratos y normales y por supuesto, en educación superior, aquí, en la Universidad Panamericana de Guadalajara me tocó ser profesor fundador de su Escuela de Derecho y de sus estudios de posgrado ahí, y, al mudar mi residencia a Ciudad de México, en el posgrado de su facultad. Al ITAM llegué hace más de 20 años por invitación e impulso de Ulises Schmill, Carlos de Silva, Fernando Franco y José Ramón Cossío. Varios miles de alumnos han pasado por mi cátedra en todos esos años. En ellos he constatado la verdad del principio que rige toda pedagogía: Si quieres aprender, enseña.

 

Pido una disculpa por citar todos esas personas y nombres, pero todos ellos tuvieron un papel importante en la conformación de la persona y el abogado que soy hoy.

 

Mi visión del Derecho

El Derecho es una energía que brota del ser humano como animal social, (Robinson Crusoe no necesitó el Derecho sino cuando aparecieron en su isla, Viernes y los piratas), por ello tiene la fuerza de ser una creación en sí misma como ciencia y como instrumento de realización de los valores supremos de: Seguridad (Garantía de aplicación objetiva de la ley); Justicia definida por Ulpiano como Justitia est constans et perpetua voluntas jus suum cuique tribuendi, La justicia es la constante y permanente voluntad de dar a cada uno lo suyo; y el Bien Común (aquello que puede ser utilizado para beneficio de todos los ciudadanos o la comunidad) y por ello se alimenta de todo aquello que la misma sociedad crea: la política, las formas de gobierno, las creencias religiosas, las costumbres sociales, la economía, la cultura.

El Derecho es creador. Cuando creamos una Sociedad Anónima, una Asociación Civil, una Sociedad Civil o cualquier otra persona jurídica, estamos creando a un nuevo sujeto de derecho. Ninguna otra profesión tiene la capacidad de crear sujetos con personalidad jurídica, nombre, domicilio y patrimonio propios, titulares de derechos y obligaciones y a quienes asisten Derechos Humanos. Los censos deberían decir que existen 120 millones de mexicanos personas humanas, más 5 millones 529 mil 201 de establecimientos activos según el INEGI y añadir las AC, SA, Partidos Políticos, Sindicatos, Asociaciones Religiosas, de Beneficencia, las agrupaciones agrícolas, etc. En el Metaverso del futuro que vivimos hoy y que empezó ya desde hace algunos años, tendremos oportunidad de hacer nuevas creaciones y nuevas figuras.

El Derecho es estética. El Derecho no es ajeno a la creación artística. Temas jurídicos llenan la literatura, desde Cervantes poniendo a Sancho a despachar justicia en la ínsula Barataria, pasando por el Poema de Fernán González que consagra el pago de un mutuo con interés al gallarín doblado o Shakespeare en El Mercader de Venecia colocando a Shylok usando cláusulas abusivas, hasta Dostoievski poniendo a Raskolnikov en posición de Crimen y Castigo por usura y homicidio. En la actualidad, John Grisham ha desarrollado lo que se ha dado en llamar Legal thrillers con sus novelas de temas legales. En el Teatro, obras como Ha llegado un inspector (An Inspector Calls) de Priestley que plantea conflictos de juicio de terceros, vergüenza, resignación, interés, culpa y expiación, o Doce hombres en pugna (Twelve angry men) de Reginald Rose, que cuestiona las pruebas y evidencias ofrecidas y desahogadas a la ligera. En la televisión series como CSI y La Ley y el Orden que destacan la medicina legal y la ciencia forense. La música, y en especial la ópera, no está exenta de Derecho: ahí tenemos a Puccini poniendo música a Gianni Schicchi redactando un testamento y a Giuseppe Verdi poniendo en el último acto de Aida un juicio con debido proceso y ejecución de sentencia.

El mismo Derecho ha creado géneros literarios. Junto a la novela, el ensayo, el cuento, la poesía, el Derecho pone: el contrato, la escritura o póliza, el Acta de cuerpos colegiados, la demanda, los alegatos y la sentencia.

No cabe duda, el Derecho es belleza.

 

Mi visión del abogado

El Derecho que yo estudié es muy distinto al Derecho que ejercemos hoy, yo no estudié Competencia Económica, Derecho Ecológico, Extinción de dominio, formación del consentimiento por medios electrónicos (hace 25 años en mi clase de obligaciones tenía que explicar lo que es la firma electrónica, hoy tengo que enseñar a mis alumnos esa institución exótica del pasado que aún conservan nuestros códigos: el telegrama). El Derecho hoy nos exige estudiar más, esa es a mi juicio una de las labores fundamentales de los colegios de abogados como el que hoy nos reúne.

Nuestra profesión también nos exige: Conocer toda la gama del derecho: mercantil, civil, laboral, fiscal, penal, societario, concursal, propiedad intelectual e industrial, ecológico, procesal, amparo, administrativo, internacional, agrario, etc. No podemos ser asesores de una empresa o de un cliente si no tenemos al menos un conocimiento básico de TODA la disciplina jurídica que incide en la vida de ellos.

Y, por descontado, debemos especializarnos y saber usar recursos especializados, colegas en las diversas ramas del Derecho.

El abogado hoy debe ser al menos bilingüe, así como pluridisciplinario al interrelacionarse con otras profesiones que concurren a la vida empresarial y social: contadores, administradores, ingenieros, sistémicos, informáticos, mercadotécnicos, etc. Si no lo hacemos así, nos convertimos, en lugar de una ayuda, en un gran peligro para quienes usan nuestros servicios

Y, además de tener los conocimientos y las actitudes que supone el ejercicio del Derecho debemos ser seres humanos integrales. Con ello quiero decir que no debemos dedicar nuestra energía y nuestro tiempo solo al trabajo. Ahí está nuestra pareja y nuestra familia; ahí está Dios, cualquiera que sea el concepto que tengamos de Él; ahí están la comunidad en la que nos desarrollamos y nuestros amigos; ahí están nuestras aficiones y nuestros gustos; ahí está nuestro cuerpo y nuestra salud; ahí está el enorme universo de la cultura. Todos esos son puertos a los que nuestro barco se tiene que dirigir, anclar y pasar tiempo en ellos.

Sir Frederick Pollock en un ciclo de conferencias en la Columbia University decía, en 1911, que el Derecho era hermano de la Libertad, el tiempo confirma la validez del aserto. Hoy que nuestro país se divide y se confronta, nos toca a nosotros juristas rescatar nuestros valores. La libertad y la justicia social no se oponen, es más, no entiendo a la una sin la otra.

En los Evangelios, Jesús de Nazaret enseña, en el sermón de la montaña, a orar pidiendo venga tu Reino y dice que hay que buscar el Reino de Dios y su justicia, lo demás viene por descontado. En varias parábolas a lo largo de su vida pública, explica lo que debe ser el Reino de Dios. En la mayor parte de esas parábolas se encuentran cuestiones jurídicas (los denarios, los trabajadores de la viña, el hijo pródigo, el buen samaritano, el banquete de bodas, la siembra y los segadores, el tributo al César, etcétera) y, sobre todo, un mensaje de qué es lo justo; en el Reino de Dios hay justicia. Por eso creo que, si la abogacía es la actividad que tiende al logro de la justicia, debemos concluir que la misión de los abogados es crear el Reino de Dios.

 

Por último

En su pensamiento, Baden-Powell exhortaba a sus seguidores a morir felices porque dejábamos este mundo mejor de como lo encontramos. Yo no sé si el mundo es mejor hoy que cuando lo encontré debido a mi quehacer, lo que sí sé es que he hecho lo que creí necesario porque fuera mejor.

 

Que Dios les llene de bendiciones