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Número 5
FACULTAD DE DERECHO · UNIVERSIDAD PANAMERICANA · CAMPUS GUADALAJARA

La guerra justa en Irak: una reflexión, desde el pensamiento clásico, sobre la teoría de la guerra justa y su aplicabilidad en el caso de la guerra contra el Estado Islámico en Irak y Levante

 

ANUSCHKA ÁLVAREZ VON GUSTEDT1

 

La guerra se hace contra aquellos

que no pueden ser detenidos por la justicia”

Demóstenes

 

SUMARIO: I. Introducción. II. Teoría de la guerra justa. III. La guerra en Irak y Siria. IV. Conclusión.

 

Resumen. La declaración de guerra contra el llamado Estado Islámico en Irak y Levante por parte de los Estados Unidos de América y una amplia coalición de países, y el inicio de la campaña militar en Irak y Siria, han resucitado la utilización de la teoría de la guerra justa en el ámbito político internacional. En esta disertación académica se hará una aproximación a esta teoría desde la perspectiva histórico-filosófica, para después exponer los motivos por los cuales, de acuerdo a los criterios propuestos por los pensadores clásicos adaptados a la era contemporánea, la intervención contra el Estado Islámico califica como una guerra justa.

 

Palabras claves: Guerra justa, Estado Islámico, política internacional.

 

Abstract:The war declaration against the Islamic State in Iraq and Levant made by the United States and a wide coalition of countries, and the beginning of the military campaign in Iraq and Syria, have resuscitated the utilization of the just war theory in the international political field. In this academic dissertation we will make an approximation to this theory from the historical-philosophical perspective, in order to present the motives through which, according to the criteria proposed by the classical thinkers, and adapted to the contemporary era, the intervention against the Islamic State is classified as a just war.

 

Keywords:Just war, Islamic State, international politics.

 

I ] Introducción

 

Después de meses de conflicto civil entre el autodenominado Estado Islámico en Irak y Levante (ISIL o ISIS, por sus siglas en inglés) y los gobiernos del presidente Nuri Al-Maliki de Irak y el presidente Bashar Al Assad de Siria, y tras un período de dudas y debates sobre cómo enfrentar la amenaza islamista radical, en septiembre de 2014 el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, afirmaba que los Estados Unidos de América están en guerra contra el grupo yihadista.2Hasta ese momento, la administración estadounidense había preferido referirse al operativo militar que había comenzado un mes antes con ataques selectivos en Irak como una gran operación antiterrorista.3 Sin embargo, en el discurso que el presidente Barack Obama dirigía a la nación esa misma noche, el mandatario utilizaba ya abiertamente el término guerra para describir su ofensiva contra ISIL. A partir de dicho momento, los Estados Unidos de América asumían abiertamente el liderazgo de una campaña militar respaldada por una amplia coalición de países cuyo objetivo final es degradar y, en última instancia, destruir a ISIS.4

Como cabía esperar, la decisión de emprender la guerra en Irak y Siria no tardó en suscitar un intenso debate internacional sobre las causas, la justificación, los objetivos y la estrategia perseguidos por la coalición internacional en la contienda. Muchos han cuestionado la verdadera motivación para participar en la guerra, señalado algunas intervenciones militares de Estados Unidos y otros países occidentales en los últimos cien años -en Nagasaki, en Vietnam, en Libia o el propio Irak, por citar algunos ejemplos- que se han intentado legitimar por la necesidad de la intervención humanitaria, o para difundir los valores supremos de la democracia, pero que, según ellos, en el fondo se habrían justificado con medias verdades.5 Otros opinan que la estrategia de emprender ataques aéreos selectivos contra las fuerzas islámicas no es más que una respuesta muy marginal a la crisis;6 o que este enfoque militar carece de efectividad y finura (finesse), dando a la coalición la apariencia, metafórica, de untoro en una tienda de porcelana.7 Por último, también hay reticencia por parte de aquéllos que apuntan a una falta de objetivos claros o de una estrategia de salida (exit strategy) y de reconstrucción tras el conflicto, lo que les hace presagiar que esta escalada militar no hará más que prolongar una guerra iniciada, según ellos, hace más de veinte años con la primera Guerra del Golfo.8 Son múltiples, en definitiva, los desacuerdos expresados en los medios, foros académicos y sociales sobre el por qué,cómo, y cuándo de la guerra.

Aun así, ya nadie duda que «alguien» tenía que hacer «algo»9 frente a la amenaza de ISIL. Las atrocidades cometidas por el grupo islamista –algunas de ellas transmitidas en directo por medios de comunicación y plataformas de internet— han acallado las voces que habían afirmado que el recurso a la diplomacia no se habría agotado, y políticos, expertos y la opinión pública occidental parecen coincidir en que la inacción significaría, mucho más que un clamoroso fracaso de política, una imperdonable claudicación moral.10 Tanto así que, a pesar de estar cansada de guerras y en una rara muestra de consenso multipartidista, en septiembre más de la mitad (54%) de la opinión pública estadounidense apoyaba la intervención militar en Irak.11 Efectivamente, pocos dudan ya de que sería imposible contener el avance de ISIL sin una intervención militar.12 Incluso el Secretario de Estado de la Santa Sede, Cardenal Pietro Parolin, era contundente al afirmar, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, que ante los ataques terroristas en contra de los cristianos y otras minorías de Oriente Medio, es tanto lícito como urgente frenar la agresión a través de acciones multilaterales y el uso proporcionado de la fuerza.13

Pero ¿qué es lo que ha generado este apoyo tan importante a una intervención militar en Oriente Medio? Nadie dudaría que, al menos en teoría, la paz es ética y moralmente preferible a la guerra. Sin embargo, el operativo militar en Oriente Medio ha resucitado el uso de un concepto clásico en el derecho internacional, denominado guerra justa, que nace de la aparente paradoja de considerar el uso de la fuerza como un medio para evitar males mayores. La llamada teoría de la guerra justa trata de dar un marco ético y normativo al recurso a la guerra e identifica las razones y circunstancias que justifican la utilización precisamente de la fuerza. Así, es posible afirmar que el enfrentamiento contra ISIL constituye la primera guerra justa en varias décadas, pues cumple, a rasgos generales, con los criterios que han dado origen a este concepto.

Para demostrarlo, el análisis en esta disertación se divide en dos partes. En primer lugar, se hará una aproximación al concepto de guerra justa desde una perspectiva histórica y filosófica clásica. Se explorarán los criterios que definen una guerra justa de acuerdo a San Agustín de Hipona, Santo Tomás de Aquino y Francisco de Vitoria, y se analizará cómo éstos se han traducido al mundo contemporáneo. Ya en la segunda parte, se estudiará el caso de la intervención militar contra ISIL. Para ello, se hará un breve repaso de los acontecimientos que han desencadenado la crisis y, por último, se examinará cómo dicha contienda cumple con los criterios que, de acuerdo a los filósofos presentados, validan una guerra justa.

 

II ] Teoría de la guerra justa

 

1. Antecedentes históricos y filosóficos

 

La teoría de la guerra justa (ius bellum iustum), tal cual ha llegado a nuestros días, se refiere a una doctrina de ética jurídica y político-militar de origen fundamentalmente occidental,14 que ha adquirido gran importancia en el derecho internacional, y que tiene por fin dar una normatividad al derecho a la guerra (ius ad bellum), en la guerra (ius in bello) y después de la guerra (ius post bellum). A continuación expondré las ideas de los clásicos que sentaron las bases para esta teoría.

Las raíces del concepto de guerra justase remontan a la Grecia Antigua, cuando Aristóteles (siglo IV a.C.) sienta las bases de lo que luego Santo Tomás de Aquino desarrollaría en su filosofía, al reflexionar sobre conceptos propios del hombre como lo son la justicia e igualdad, y que han de marcar todas las actividades en sociedad, incluida la guerra.15 En La política, Aristóteles acuña la idea de una guerra naturalmente justa, y realiza una primera lista de causas justas para la guerra.16 Así, entre las normas que regularon aspectos relacionados con la guerra o cualquier forma de conflicto armado, en esta época surgen conceptos interesantes como la tregua, la reconciliación, el arbitraje, o el uso de emisarios.17

Durante la Roma pre-cristiana, Cicerón (s. I a. C.) también anticipa, en La república, algunos parámetros de una teoría que con el tiempo se consolidaría: que no hay razón aceptable para la guerra más allá de la justa venganza o legítima defensa, incluyendo la defensa del honor; o que la guerra no puede ser considerada justa a menos que sea declarada abiertamente.18 Lo más destacable del pensamiento de este político y filósofo romano es que basa su argumento en la suposición de que la naturaleza y la razón humana llevan a un rechazo social de la guerra en base a un código de conducta fundamental de las naciones, sentando así las primeras bases del derecho internacional.

Sin embargo, es realmente durante la Edad Media y el Renacimiento, al fundirse las ideas formuladas anteriormente con la doctrina católica, cuando estas reflexiones adquieren relevancia y se proyectan hasta nuestros días.19 Entre los pensadores principales de esta época se mencionará aquí brevemente a San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino, además de Francisco de Vitoria.

San Agustín de Hipona (354-430): Si bien el sacerdote y luego obispo de Hipona no trata de forma exclusiva o particular el tema de la guerra justa en ninguno de sus 116 trabajos, sus reflexiones sobre la cuestión se encuentran dispersos a lo largo de su extensa obra.20 En sus textos, aunque rechaza el derecho individual a matar en defensa propia, Agustín admite la posibilidad de acudir con justicia a una guerra para: defender a otros, el orden público o el bien común; para reparar males anteriores; y, en los casos de las guerras ordenadas directamente por Dios.21 Esto, según el santo, siempre y cuando ningún otro medio resultara suficiente, la guerra se desarrolle con recta intención y esté ordenada por una autoridad legítima.22 En sus palabras: ciertamente, incluso quienes combaten, si son buenos, buscan sin duda la paz, pero a costa de derramar sangre.23 Como veremos a continuación, sus ideas inspirarían el pensamiento de Santo Tomás de Aquino y Vitoria.

Santo Tomás de Aquino (1224-1274): Con su Summa Teológica, el sacerdote italiano origina una corriente de filosofía de un alto contenido ético inspirada en la religión. En la cuestión 40 de esta obra, titulada La guerra Santo Tomás admite la posibilidad de que, cumpliéndose ciertos requisitos, la guerra sea lícita, aunque ésta ha de ser la excepción, y no la regla.24 ¿Cuáles son estos requisitos? Retomando las ideas de San Agustín, el filósofo define claramente tres condiciones: en primer lugar, la guerra justa ha de ser ordenada por una autoridad legítima, entendiendo por tal a quien está al cuidado de la república y busca defender el interés público frente a los enemigos externos.25 Además, Santo Tomás require una causa justa, para la que califican la venganza contra las injurias y castigar a un pueblo que no venga lo cometido inmoralmente contra su gente. Por último, es necesaria la rectitud de intención.26

Francisco de Vitoria (1486-1546): El fraile dominico español es considerado por sus ideas y contribuciones al derecho internacional y a la economía moral como el precursor del derecho internacional público.27 Su relevancia es tal que se le atribuye la autoría del concepto de guerra justa, que constituye la base de todo derecho de los conflictos armados en la actualidad y se consagra en la Carta de las Naciones Unidas de 1945.28 Marcado por una época denominada la Era de los Descubrimientos (en 1492 se descubre América) y de transición entre la Edad Media y la Modernidad, Vitoria hizo un análisis crítico de la actitud de los conquistadores españoles en América. Como apunta Gatt Corona, es así como se preocupa por destacar siempre la igualdad en la dignidad de las personas y la necesidad de reconocer y fortalecer la comunidad internacional.29 De estas ideas se deriva su reflexión sobre la guerra justa, transcrita en varios de los textos que nos deja y, de forma particular, en la conferencia llamada Relección de iure belli (1539).

Vitoria tuvo una enorme influencia del pensamiento tomista y, al igual que Santo Tomás, identifica una serie de factores para que existan las condiciones de la guerra justa: la necesidad de una causa justa, la autoridad competente, y la rectitud de intención en cuanto a que esté orientada a restablecer la paz, promover el bien y evitar el mal. Sin embargo, Vitoria da un paso más allá. Como se ha visto hasta aquí, tanto San Agustín como Santo Tomás estudiaron principalmente el ius ad bellum (es decir, las causas que pueden legitimar una guerra al inicio de las hostilidades). Vitoria, empero, ampliará su reflexión sobre la guerra justa hasta incluir conceptos sobre el ius in bello, o el derecho en cuanto a las normas y prácticas que se consideran aceptables durante una guerra.

Para empezar, al valer solamente como último recurso, Vitoria considera que la guerra no ha de tomarse nunca a la ligera, y su objeto debe de ser, ante todo, la defensa y el restablecimiento o mantenimiento de la comunidad política perfecta.30 Por lo tanto, la ponderación y la prudencia, así como la preocupación por el conjunto de la comunidad humana, son fundamentales para marcar los límites de la guerra justa. De acuerdo a Vitoria, el sobrepasar los propósitos originales de una guerra inicialmente justa puede convertirla en una guerra injusta por la violación del ius in bello. Por lo tanto, la autoridad legítima (el monarca) ha de consultar a los sabios antes de iniciar la guerra (ponderación) y agotar todos los medios alternativos antes de acudir a la fuerza (prudencia). Pero Vitoria no sólo busca evitar la guerra cuando es posible, sino que además le exige proporcionalidad. Así afirma: y como todas las cosas que en la guerra se hacen son graves y atroces, pues son matanzas, incendios y devastaciones, no es lícito castigar con la guerra por injurias leves a sus autores, porque la calidad de la pena debe ser proporcional a la gravedad del delito.31 Es decir: es fundamental para la guerra justa que ésta evite excederse en daños y sancione en la medida adecuada al agresor. Por último, y dando muestras de un espíritu internacionalista sumamente adelantado a su época, Vitoria reconoce cómo la guerra no sólo afecta a los involucrados directamente, sino al mundo entero.

 

2. El concepto y los criterios de la guerra justa en la actualidad

 

¿Cómo se traduce el legado del pensamiento clásico, aquí muy brevemente expuesto, en la normativa actual? En el largo interludio transcurrido desde el siglo XVI, la teoría de la guerra justa se ha enriquecido gracias a las contribuciones de pensadores como Francisco de Suárez, Graciano, o Emerich von Vettel, además de Alex Bellamy y Michael Walzer. Especialmente después de la Primera Guerra Mundial y con la firma de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945 se retoma con fuerza el concepto, al tratar de delimitarse claramente la diferencia entre la guerra justa y la guerra injusta. También con la Resolución 2444 de 1968 de la Asamblea General de la ONU sobre el respeto a los Derechos Humanos en los Conflictos Armados se da un paso importante en este sentido, ya que se lleva a cabo la fusión entre el Derecho de los Conflictos Armados y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, estableciéndose un marco normativo para el comportamiento adecuado durante las contiendas.32 Así, con el paso del tiempo, se han matizado y adecuado al mundo contemporáneo los principios que rigen la normativa de la guerra, perfilándose además ideas nuevas en los ámbitos del ius in bello (por ejemplo, la inmunidad de los no combatientes) y el ius post bello (como la conciliación de las partes, la reinserción de los combatientes, o la reparación e implementación de la justicia una vez terminado el conflicto armado). Sin embargo, a pesar de esta evolución histórica, las ideas centrales del pensamiento de San Agustín, Santo Tomás y Francisco de Vitoria han mantenido su vigencia y constituyen aún hoy los pilares centrales del ius ad bellum. Esto salta a la vista en el repaso de los seis criterios que en la actualidad validan una guerra justa tal cual lo hacen autores como Ruíz Campillo y Méndez Hernández. Así, la tradición de la guerra justa ha consolidado los siguientes postulados:33

(i) La necesidad de causa justa, que -como su nombre indica- se refiere a los argumentos que motivan el recurso a la fuerza. Aquí, generalmente, el derecho internacional contemporáneo contempla que tiene que existir una provocación o un daño causado por un agresor. De acuerdo a los autores, hay tres argumentos para esta causa: cuando un país ha sido atacado y actúa en legítima defensa (como lo establece el Artículo 51 de la Carta de la ONU); cuando un país acude al auxilio de otro que ha sido atacado; y, por último, cuando un país ha sido amenazado con ser atacado y se inicia una llamada guerra preventiva con el objeto de detener una amenaza que va en contra de la vida y libertad de los ciudadanos y cuando el peligro es inminente y se requiere actuar rápido.34 Vale la pena mencionar que esta última causa no está exenta de polémica, ya que en la actualidad y ante los nuevos escenarios y amenazas terroristas la amenaza es difícil de identificar y cuantificar.

(ii) La recta intención, por la cual se garantice que el uso de la fuerza tan sólo pretenda responder al daño cometido por el contrincante, y no con el deseo de obtener beneficios materiales o de reputación. Esto presupone una voluntad altruista por parte de los tomadores de decisiones y frecuentemente se enmarca en las intervenciones humanitarias. Por consiguiente, el interés nacional no debiera de ser un pretexto para la agresión.

(iii) La existencia de una autoridad legítima que declare formalmente la guerra, como lo son únicamente las instituciones públicas reconocidas moral y legalmente. Esto se puede referir a un Estado soberano y otros sujetos atípicos del derecho internacional público o, de acuerdo a la Carta de la ONU, el propio Consejo de Seguridad de la organización. Tampoco este punto está exento de polémica, ya que no siempre el que tiene la autoridad necesariamente disfruta de legitimidad.

(iv) Elprincipio de proporcionalidad. Esta idea, acuñada por Vitoria, remite a la necesidad de que exista una proporción entre el daño sufrido y el daño infligido por la guerra. La idea es que ninguna guerra puede ser justa a menos que haga más bien que mal. En interpretación de Bellamy, en la actualidad este criterio define que sólo se pueden atacar objetivos militares cuando su valor militar es mayor que la destrucción previsible que resultará del ataque.35

(v) Laposibilidad de éxito. Esta idea, estrechamente vinculada a las anteriores, busca asegurar que la vida humana y los recursos económicos no se desperdicien cuando hay serias posibilidades de perder.

(vi) La garantía de que la guerra se declare sólo y exclusivamente si se han agotado todos los medios y canales disponibles para resolver las diferencias, asegurando así que el uso de la fuerza se utilice sólo como último recurso. Para ello es necesario que los actores evalúen con cuidado todas las estrategias que podrían llevar a los fines deseados y elijan solo la fuerza si parece ser la única estrategia viable para lograr esos fines.36

 

III ] La guerra en Irak y Siria

 

¿Se cumplen los criterios propuestos en el caso de la guerra contra el Estado Islámico en Irak y Levante? Con el objeto de entender la pertinencia de la teoría y su aplicabilidad en esta intervención militar, es necesario analizar los hechos que han marcado el conflicto en Oriente Medio en los años recientes. Vale la pena, para ello, entender la naturaleza del Estado Islámico, y los acontecimientos que han llevado a la formación de la coalición militar liderada por los Estados Unidos. Después veremos en qué medida el operativo militar se adhiere a los criterios que lo identifican como una campaña justa.

 

1. ISIL y el conflicto en Irak y Siria

 

De acuerdo a fuentes occidentales de información,37 el Estado Islámico en Irak y Levante (ISIL) es un grupo terrorista de naturaleza yihadista suní38 fundado en torno al año 2002 y que, en sus orígenes, era afín al movimiento de Al-Qaeda en Irak. Su objetivo inicial era hacer frente a la invasión de Irak liderada por el ejército norteamericano poco después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. En 2006 se funda oficialmente el Estado Islámico en Irak (ISI, por sus siglas en inglés). Ya desde entonces se le atribuye la muerte de miles de civiles, así como de miembros del gobierno iraquí y de sus aliados internacionales. El apoyo militar estadounidense al gobierno iraquí de Nuri al-Maliki y el rechazo de algunas tribus sunitas a la brutalidad de ISIL supuso el debilitamiento del grupo, que sin embargo supo aprovechar el recrudecimiento del conflicto civil en Siria para afianzarse y renovarse. Así, en 2013 el Estado Islámico se une a la rebelión contra el presidente sirio, Bashar al-Asad, se anuncia la fusión del grupo con los militantes sirios de Jabhat al-Nusra, y se proclama formalmente el ahora conocido como Estado Islámico en Irak y Levante. Desde este momento el líder o autonombrado califa es Abu Bakr al-Baghdadi.

Como afirma la BCC, a partir de diciembre de 2013, ISIL se enfoca en Irak y aprovecha la profunda división política entre el gobierno de orientación chiita y la minoría sunita para iniciar una intensa campaña de expansión territorial. De acuerdo a algunas fuentes, desde entonces ISIL ha logrado hacerse con el control de entre 40,000 km2 (el equivalente a la extensión de Bélgica) y 90,000 km2 (equivalente al territorio de Jordania).39

La importancia del territorio dominado por ISIL puede apreciarse en el siguiente comentario: este espacio abarca ciudades importantes de Irak como Mosul, Tikrit, Faluya y Tal Afar, y Raqqa en Siria y, ante todo, zonas de gran relevancia estratégica como lo son los principales campos de petróleo, presas, carreteras y límites fronterizos entre Siria e Irak. De hecho, de acuerdo a observadores internacionales, sólo los recursos petroleros controlados por los islamistas pudieran estar generando US$3 millones al día.40

El objetivo final de ISIL es establecer el califato como forma de gobierno que se extienda por todo el mundo musulmán. Allí donde asume el control, ISIL ha instituido estructuras formales de gobierno que dependen de un gabinete, gobernadores, así como cuerpos legislativos y financieros. La organización impone su interpretación extremista de la sharía o ley islámica, obligando a las mujeres a llevar el niqab o velo que cubre todo el cuerpo; implementando castigos como la lapidación, la amputación de la mano y las ejecuciones públicas; y destruyendo templos y mezquitas. Asimismo, ha ordenado la expulsión de todos los cristianos que se nieguen a convertirse al Islam.41 Se estima que cerca de ocho millones de personas viven bajo el control parcial o total de ISIL.

Aunque hasta el momento sólo haya tenido actividad en estos dos países -Irak y Siria- el Estado Islámico tiene por objetivo romper las fronteras del Líbano y Jordania con el fin de liberar Palestina.42 Para ello, ha hecho un llamamiento a los musulmanes de todo el mundo y exige que todos hagan un juramento de lealtad al califa proclamado, Abu Bakr al-Baghdadi. Se cree que al menos 11,000 personas que han viajado a Irak y Siria a participar en esta lucha, procedentes sobre todo de países como Túnez, Arabia Saudita, Marruecos, Francia y Rusia, pero también de Finlandia, Irlanda, Australia, Bélgica y Dinamarca.43 Mientras funcionarios del gobierno norteamericano apuntan a que el ejército islámico tiene en torno a 15,000 miembros activos, otros expertos estiman que este número podría ser de entre 30,000 y 50,000 combatientes.44 Así pues, es posible decir que hoy en día ISIL supera a Al-Qaeda en importancia e influencia sobre los grupos extremistas islamistas alrededor del mundo.45

Si bien el recrudecimiento del conflicto civil entre ISIL y las fuerzas leales al gobierno de Irak se dio hace ya casi un año, han sido los hechos más recientes los que han desencadenado la intervención militar en la región. De acuerdo a la ONU, entre junio y septiembre de este año el grupo islámico habría causado la muerte de más de 27,000 personas en Irak y Siria.46 A esta matanza se le ha sumado una intensa campaña de violencia física y sexual contra las mujeres y los niños,47 las decapitaciones masivas de cristianos y los asesinatos de tribus completas suníes.48 Sin embargo, lo que realmente llamó la atención de la comunidad internacional sobre el conflicto y generó una fuerte reacción de rechazo hacia ISIL, fueron las decapitaciones de rehenes –civiles— estadounidenses y británicos grabadas en vídeos y difundidas en las redes sociales por el propio grupo islámico. Así pues, poco después de que el presidente de Irak Nurial-Maliki solicitara la intervención de la comunidad internacional para detener la violencia yihadista, los Estados Unidos de América declaraban la guerra contra el Estados Islámico y se formaba una coalición de más de sesenta países cuyo objetivo es acabar con la amenaza terrorista.


2. ¿Guerra justa?

 

¿Es posible llamar a esta intervención militar una guerra justa? Para encontrar una respuesta a esta interrogante analizaré los seis criterios que define la teoría y me centraré en los argumentos que se han dado para lanzar el ataque de la coalición internacional contra el Estado Islámico. Ya que nos encontramos en la etapa inicial de la contienda, el análisis se centra en los aspectos que califican por el cumplimiento del ius ad bellum.

(i) Causa Justa. En la situación que nos ocupa, la respuesta es clara: ISIL ha atacado a al menos dos países y gobiernos –en Irak y Siria—reconocidos por la ONU y, como hemos visto anteriormente, tiene por objetivo imponer el califato a lo largo y ancho del mundo musulmán. Se aplica así, sin duda, el derecho a la legítima defensa, potenciado además por el llamado de ayuda que el propio gobierno de Al-Maliki en Irak ha hecho, de forma reiterada, a la comunidad internacional. A esto se le han unido otras causas relevantes: las reiteradas violaciones de los Derechos Humanos de la población civil en el territorio controlado por ISIL; el desafío directo a los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido mediante las decapitaciones grabadas de ciudadanos de ambos países; y el llamamiento a los islamistas de todo el mundo a incurrir en actos terroristas. Es decir: se cumple ampliamente con los requisitos de legítima autodefensa; llamado de auxilio por parte de un país agraviado; e, inclusive, la guerra preventiva contra el mayor desafío terrorista de la actualidad.

(ii) Recta Intención. Si bien es cierto que ha habido amplias críticas -y creo que muchas justificadas- a lo que algunos han llamado las medias verdades de las pasadas intervenciones de los Estados Unidos en Irak, la recta intención que se ha promovido entre los defensores de este conflicto se refiere a la mencionada obligación moral de haceralgo. Las gravísimas violaciones contra los Derechos Humanos de las minorías cristianas y kurdas, de mujeres y niños, e incluso tribus suníes –todas llevadas a cabo, además, con un marcado tono de desafío y triunfalismo—han hecho imperativa una intervención en la región; siendo ésta impulsada, además, por el propio gobierno iraquí. No cabe duda de que, al momento de analizar el surgimiento de este movimiento yihadista, la comunidad internacional y, especialmente, los Estados Unidos, debieran hacer un ejercicio de autocrítica y autoinculpación. Sin embargo, dicha reflexión, aunque ayude a entender las causas, no es suficiente para frenar el sufrimiento y las injusticias que se han desencadenado en Irak y Siria. Estamos siendo testigos dereiterados abusos de los derechos humanos de una gran importancia que pueden llegar a la exterminación masiva, la expulsión de población civil, limpieza étnica, peligro de muerte por hambrunas y epidemias de grandes poblaciones, además de una amenaza a la seguridad de los Estados vecinos.49 Por ello, se han dado las condiciones que exigen una intervención humanitaria.

(iii)Autoridad legítima que declare formalmente la guerra. Otro argumento para concluir que ésta es una guerra justa se refiere al hecho de que haya sido declarada por una autoridad competente. El amplio grupo de países que han condenado abiertamente a ISIL y que han ofrecido respaldo militar al gobierno iraquí hacen posible hablar de unanimidad internacional frente al grupo yihadista. Así, el gobierno de Estados Unidos se ha visto respaldado por una coalición de más de sesenta países, que incluyen a aliados como Rusia, Gran Bretaña, Francia, Alemania u Holanda, además de países de Oriente Medio como Arabia Saudita, los Emiratos Árabes o Turquía, Jordania, Egipto, Qatar e Irán. La ONU también ha calificado los actos de ISIL como crímenes de guerra50 y, a diferencia del gobierno del presidente sirio Al Assad, el propio gobierno de Irak ha solicitado el apoyo de la comunidad internacional para frenar la amenaza islamista en su territorio.

(iv)Principio de proporcionalidad. Este principio, que exige proporcionalidad en el contra-ataque, plantea la necesidad de un objetivo claro en la guerra. Por un lado, es posible afirmar que –por múltiples razones políticas -la campaña militar contra ISIL está siendo muy contenida. Los ataques son aéreos y se han llamadoquirúrgicos. Es decir: tienen un enfoque preciso y, como tal, buscan un compromiso de recursos proporcional al que están dispuestos a asumir los países de la coalición y que, aun así, resulte exitoso. Sin embargo, es en este último punto donde el argumento en pro de la intervención militar contra ISIL adolece de mayor debilidad. El objetivo de degradar y, en última instancia, destruir a ISIL es difícil de lograr, ya que -como lo ha demostrado la eterna persecución de los líderes de Al-Qaeda- los grupos terroristas son amorfos, difíciles de identificar y aislar. Más aún si estamos hablando de entornos sociales y económicos complicados, como es el caso de Irak y la conflictiva Siria. Además, es todo un reto entender las consecuencias y efectividad real de los ataques aéreos quirúrgicos que se están llevando a cabo en Irak. Y por último, ¿Cuándo sabremos si ISIL ha sido destruido? ¿El día que su líder, Abu Bakr al-Baghdadi, sea apresado? Al fin y al cabo, al-Qaeda sigue activo a pesar de la muerte de Osama Bin-Laden… En resumen, para verse cumplido, el principio de proporcionalidad exige un entendimiento exhaustivo del conflicto y sus causas, así como de los objetivos que propone la intervención, que no necesariamente se han logrado en la actualidad.

(v)Posibilidades de éxito. Lo único que queda claro en la crisis de Irak es que, al contar con el poderío militar estadounidense y el apoyo de más de 60 países –muchos de ellos en la región-, las posibilidades de éxito de la campaña militar en el terreno son grandes. Aun así, como apuntaba hace un momento, la dificultad está en definir el éxito. Si lo que se pretende es contener la actual ofensiva militar de ISIL en Irak y Siria, es sumamente probable que esto se logre con cierta facilidad. El mayor reto estará, sin duda, en lograr la destrucción total del grupo o -por extensión- en impedir el resurgimiento de movimientos islamistas similares en la región. Pero, como apuntan numerosos observadores, vencer el Estado Islámico es imposible desde el exterior, sobre todo viniendo de Occidente51 y no se puede pensar en una solución inmediata ante un problema alimentado durante años.52

Sólo el tiempo dirá si, una vez cesadas oficialmente las hostilidades, esta intervención puede entenderse como una operación aislada, o si no acaba siendo lo que muchos llaman ya la guerra más larga en la historia de los Estados Unidos.

(vi) Último recurso. La agresividad y actitud desafiante con las que ISIL ha llevado a cabo su ofensiva militar prácticamente han excluido la posibilidad de una solución alternativa, diplomática o negociada, al uso de la fuerza en este conflicto. Los actores locales (milicias gubernamentales sirias e iraquíes) han sido incapaces de frenar el avance de ISIL, y la mecánica de destrucción y limpieza étnica del grupo islámico han hecho imperativa una actuación inmediata y contundente por parte de la comunidad internacional. Tanto más cuando la organización ha logrado sistematizar e institucionalizar su brutalidad, logrando conquistar objetivos estratégicos y haciéndose así con recursos económicos que pueden fortalecer su sistema y financiar actos terroristas a nivel global.

 

IV ] Conclusión

 

Después de este breve análisis de los fundamentos filosóficos de la teoría de la guerra justa y su aplicabilidad en el contexto de la intervención contra el Estado Islámico, podemos concluir que, desde el punto de vista del ius ad bellum, la guerra contra el Estado Islámico en Siria y Levante es justa, ante todo, por los criterios que exigen la causa justa, la recta intención, el respaldo de la autoridad legítima, y la declaración de guerra como último recurso. El análisis de los principios de proporcionalidad y probabilidad de éxito, sin embargo, apuntan hacia la necesidad de dar seguimiento a la contienda desde el punto de vista del ius in bello y del ius post bellum, sobre todo en lo que a las tareas de reconciliación y restauración de la paz se refiere.

Sin duda alguna, el mayor riesgo de esta contienda radica en la falta de un objetivo definido y de una estrategia de reconstrucción tras la intervención militar cuya ausencia pudiera perpetuar la crisis o incluso dar pie al surgimiento de nuevos movimientos subversivos y terroristas en la región. Será crítico, además de plantear adecuadamente el propósito de la guerra, proteger y regenerar la estructura económica, política y social de los países afectados, en particular entre los grupos y etnias que sufrirán, con mayor agudeza, las consecuencias de la guerra; sobre todo a la hora de evitar que esta intervención se convierta en un eslabón del círculo vicioso de destrucción -vacío de poder- descomposición social, política y económica-surgimiento de extremismos que exija una nueva intervención militar dentro de unos años.53 Por lo mismo, es imperativo que la comunidad internacional en general y los Estados Unidos en particular hagan un examen crítico de las circunstancias que han desencadenado este conflicto y de las causas históricas que han llevado al surgimiento de ISIL.

En definitiva, aun pudiéndose justificar esta ofensiva militar, la guerra dejará abiertos muchos interrogantes que serán vitales para definir el futuro de la región. ¿Se logrará consolidar la democracia en Irak tras la contienda? ¿Cómo se verá afectado el gobierno de Bashar al-Asad en Siria? ¿Qué consecuencias traerá el conflicto para el equilibrio de poderes en Oriente Medio? Serán las respuestas a estas y otras preguntas las que contribuyan a definir el futuro de la región, y a emitir un juicio sobre la pertinencia de la intervención militar contra ISIL. Recordemos, al fin y al cabo, que la guerra, por justa que aparente ser, no ha de ser más que un medio para lograr la paz duradera.

 

Bibliografía

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Fecha de recepción:8 de enero de 2015

Fecha de aprobación: 17 de agosto de 2015

1 Profesora de Relaciones Internacionales y Geopolítica en la Escuela de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Panamericana Campus Guadalajara.

2 Movimiento radical y violento que aspira a crear un Estado islámico mundial afín a su ideología.

3 KUBE, Courtney y WELKER, Kristen, Obama Administration Says U.S. Is ‘At War With ISIS, NBC News, http://www.nbcnews.com/storyline/isis-terror/obama-administration-says-u-s-war-isis-n202336, consultado el 30 de octubre de 2014.

4 Traducción propia. HUDSON, David, President Obama: ‘We Will Degrade and Ultimately Destroy ISIL’, The White House Blog, http://www.whitehouse.gov/blog/2014/09/10/president-obama-we-will-degrade-and-ultimately-destroy-isil, consultado el 30 de octubre de 2014.

5 DALY, Jorge L., En defensa del ‘otro’, El País, http://internacional.elpais.com/internacional/2014/10/14/actualidad/1413249613_571569.html, consultado el 5 de noviembre de 2014-

6 CHASE, Steve y LEBLANC, Daniel, Jean Chrétien Defends Trudeau’s Opposition to Iraq Combat Mission, The Globe and Mail, http://www.theglobeandmail.com/news/politics/jean-chretien-defends-trudeaus-opposition-of-iraq-combat-mission/article21134448/, consultado el 16 de octubre de 2014.

7 CALL, Steve C., A Bull in ISIS’ China Shop, The Weekly, http://weeklywonk.newamerica.net/articles/bull-isis-china-shop/, consultado el 30 de octubre de 2014.

8 BASSETS, Marc, Obama prolonga en Irak una larga guerra, El País, http://internacional.elpais.com/internacional/2014/09/13/actualidad/1410642792_506730.html, consultado el 30 de octubre de 2014.

9 Traducción propia. CALL, Op. Cit.

10 DALY, Op. Cit.

11 Bipartisan Support for Obama’s Military Campaign Against ISIS, Pew Research, http://www.people-press.org/2014/09/15/bipartisan-support-for-obamas-military-campaign-against-isis/, consultado el 15 de septiembre de 2014.

12 PAGE, Michael, Sorry Realists: ‘Containment’ Won’t Work Against ISIS, Cicero Magazine, http://ciceromagazine.com/opinion/why-isis-poses-a-real-national-security-threat/, consultado el 3 de septiembre de 2014.

13 Traducción propia. PAROLIN, Pietro, Address of His Eminence Cardinal Pietro Parolin Secretary of State of His Holiness Pope Francis at the 69th Session of the General Assembly of the United Nations, Bolletino Sala Stampa della Santa Sede, http://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2014/09/30/0690/01527.html, consultado el 29 de septiembre de 2014.

14 Aunque esto no excluye que, tal y como apunta Mattox, la idea de la guerra justa fuera estudiada y discutida también por la antigua China, los Egipcios, Babilonios, y los Hindúes de la India, entre otros (John Mark Mattox citado por GATT CORONA, Guillermo, El derecho de guerra contemporáneo: reflexiones desde el penamiento de Francisco de Victoria, ITESO y Universidad Panamericana, México, 2013, p. 156).

15 HAWA ARELLANO, Samy, “Historia y concepto de guerra justa”, Revista de Marina, Armada de Chile, Chile, 2000, No. 1, p. 2.

16 GATT, Op. Cit., p. 161.

17 HAWA, Op. Cit., p. 3.

18 GATT, Op. Cit., p. 168.

19 HAWA, Op. Cit., p. 4.

20 MATTOX, John Mark, Saint Augustine and The Theory of Just War, Continnum Studies of Philosophy, Neva York, 2008, p. 4.

21 GATT, Op. Cit., p. 180.

22 Idem.

23 RATZINGER, Joseph, Los últimos días de San Agustín de Hipona: Intervención de Benedicto XVI en la audiencia del miércoles en la que revivió los últimos días de San Agustín de Hipona, Fluvium, http://www.fluvium.org/textos/historia/his41.htm, consultado el 12 de noviembre de 2014.

24 DE AQUINO, Tomás, Summa Teológica II-II Qu. 40, Clerus, http://www.clerus.org/bibliaclerusonline/es/gej.htm, consultado el 15 de noviembre de 2014.

25 Tomás de Aquino citado por BAQUÉS QUESADA, Josep, La utilidad de los clásicos para la delimitación de los casos de guerra justa, Asociación Española de Ciencia Política y de la Administración, http://www.aecpa.es/uploads/files/congresos/congreso_08/area8/GT-28/BAQUES-JOSEP.pdf, consultado el 12 de noviembre de 2014.

26 GATT, Op. Cit., p. 192.

27 Ibidem, p. 214.

28 HAWA, Op. Cit., p. 6.

29 GATT, Op. Cit., p. 286.

30 Ibidem, p. 383.

31 Ibidem, p. 387.

32 Son especialmente relevantes en este sentido los cuatro Convenios de Ginebra de 1949, ya que definen las principales normas destinadas a limitar la barbarie durante la guerra.

33 RUIZ CAMPILLO, Xira, “El ius ad bellum en la crisis de Irak”, UNISCI Discussion Papers en Revistas Científicas Complutenses de Madrid, España, mayo, 2003, pp. 16–17.

34 MÉNDEZ HERNÁNDEZ, E., La guerra justa y sus expresiones contemporáneas: un acercamiento a la teoría de Michael Walzer, Universidad Autónoma de México, http://148.206.53.84/tesiuami/UAMI15345.pdf, consultado el 13 de noviembre de 2014, p. 25.

35 Alex Bellamy citado por RODRÍGUEZ GÓMEZ, Edgardo, “Guerra justa”, Eunomía, Tirant Lo Blanch, España, marzo, 2014, No. 6, p. 235.

36 Idem.

37 Ver BBC MUNDO, Siete preguntas para entender qué es Estado Islámico y de dónde surgió, BBC, http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/09/140904_que_es_estado_islamico_amv, consultado el 8 de septiembre de 2014; y GREENE, Richard A., THOMPSON, Nick y TORRE, Inez, ISIS: Everything You Need to Know About the Rise of the Militant Group, CNN, http://edition.cnn.com/interactive/2014/09/world/isis-explained/?iid=article_sidebar, consultado el 25 de septiembre de 2014.

38 Los suníes y chiitas componen las dos ramas principales de la comunidad musulmana global y tienen desacuerdos fundamentales de tipo político y doctrinal que se remontan a la sucesión del profeta Mahoma. Si bien los suníes representan alrededor del 90% de los musulmanes, en Irak son minoría y se encuentran en conflicto con los chiitas, en el poder desde la conformación del actual gobierno de Al-Maliki.

39 BBC MUNDO, Op. Cit.

40 AL-KHATTEEB, Luay, Will U.S. Strikes Hurt ISIS’ Oil Riches?, CNN, http://www.cnn.com/2014/09/22/business/isis-oil-luay-al-khatteeb/index.html, consultado el 25 de septiembre de 2014.

41 La limpieza religiosa que el mundo ignora: los cristianos masacrados en Irak y Siria, Infobae, http://www.infobae.com/2014/08/05/1585424-la-limpieza-religiosa-que-el-mundo-ignora-los-cristianos-masacrados-irak-y-siria, consultado el 5 de agosto de 2014.

42 BBC MUNDO, Op. Cit.

43 GREENE, Op. Cit.

44 BBC MUNDO, Op. Cit.

45 WATTS, Clinton, ISIS’s Rise After Al Qaeda’s House of Cards – Part 4 of ‘Smarter Counterterrorism’, Foreign Policy Research Institute, http://www.fpri.org/geopoliticus/2014/03/isis-rise-after-al-qaedas-house-cards-part-4-smarter-counterterrorism, consultado el 30 de octubre de 2014.

46 La guerra de ISIL contra Irak y Siria deja 27.000 muertos en 3 meses, Euronews, http://es.euronews.com/2014/10/02/la-guerra-de-isil-contra-irak-y-siria-deja-27000-muertos-en-3-meses/, consultado el 17 de noviembre de 2014.

47 CUMMING-BRUCE, Nick, 5,500 Iraqis Killed Since Islamic State Began Its Military Drive: U.N. Says, International New York Times, http://www.nytimes.com/2014/10/03/world/middleeast/un-reports-at-least-26000-civilian-casualties-in-iraq-conflict-this-year.html?_r=0, consultado el 30 de octubre de 2014.

48 Iraq Christians Flee as Islamic State Takes Qaraqosh, BBC, http://www.bbc.com/news/world-middle-east-28686998, consultado el 7 de agosto de 2014.

49 Michael Ignatieff citado por RUIZ, Op. Cit., p. 6.

50 SPENCER, Richard, Iraq Crisis: UN Condemns ‘War Crimes’ as Another Town Falls to ISIS, The Telegraph, http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/middleeast/iraq/10904414/Iraq-crisis-UN-condemns-war-crimes-as-another-town-falls-to-Isis.html, consultado el 16 de noviebre de 2014.

51 NAÏR, Sami, Una guerra incierta, El País, http://internacional.elpais.com/internacional/2014/10/03/actualidad/1412360135_523768.html, consultado el 4 de noviembre de 2014.

52 SÁENZ DE UGARTE, Íñigo, La respuesta contra ISIS y la ley de consecuencias no deseadas, Guerra Eterna, http://www.guerraeterna.com/la-respuesta-contra-isis-y-la-ley-de-consecuencias-no-deseadas/, consultado de 23 de agosto de 2014.

53 BAOFU, Peter, Three Pillars of Failure in US-led War on Islamic State, Pravda, http://english.pravda.ru/opinion/columnists/02-10-2014/128662-usa_war_islamic_state-0/, consultado el 2 de octubre de 2014.